En estos tiempos de trastornos y cambios vertiginosos en el mundo empresarial, la existencia de las empresas depende de las mejoras que se hagan en materia de productividad y calidad a lo largo y ancho de la organización. Incluso si se vivieran entornos externos estables, las ventajas competitivas estarían dadas en la habilidad de las organizaciones para adaptarse a cambios de mercado a través de planes de acción.
Tal vez el término revolución suene algo drástico, pero en nuestras micro, pequeñas y medianas empresas este término queda corto, ya que mejorar, realmente no solo se trata de revolucionar, se trata de cambiar actitudes, aptitudes y conocimientos en todos los niveles. Si los que instigan esta revolución no tienen una idea clara de lo que viene después de derribar el orden antiguo; la revolución puede degenerar en caos y destrucción. Los cambios que se deben introducir con esta revolución, deben ser permanentes.
Sin un programa para revisar avances y evaluar las actividades y resultados de los sistemas de mejora, el movimiento colapsará por falta de una planeación. Cuando se planifica una revolución, uno debe tener una clara visión y conocimientos de la situación presente, de la situación futura y de los medios para llegar de un punto al otro. Esto enmarca nuestra primera condición para implementar sistemas de mejora en las micro, pequeñas y medianas empresas. «Si el director y sus principales colaboradores no cubren los mínimos requisitos «cognoscitivos» teóricos y prácticos acerca de sus problemas reales y acerca de los sistemas de mejora necesarios, y si no tienen una mínima capacidad de planeación, no se lograrán muchos avances… Nuestro primer requisito es entonces “Educación Multinivel y Constante en la Empresa”.
En segundo lugar para que existan cambios de verdad, se necesita que exista “Determinación” y esta surge cuando realmente los principales miembros de una empresa, sobre todo el director, deciden que no están dispuestos a tolerar por más tiempo una situación inconveniente y reconocen que sus propias acciones constituyen el único instrumento que permitirá cambiar las características de la organización.
Se dice que si la primera vez no tiene éxito, ¡inténtelo de nuevo!, pero para las micros, pequeñas y medianas empresas, el persistente deseo y esfuerzo no son suficientes. En mi carrera he visto innumerables casos de empresas que han llegado a vacunarse contra las ayudas externas y cualquier sistema que de allí provenga. Los intentos repetidos con mínimos o nulos cambios usualmente resultan en fallos repetidos y resistencia al cambio. Nuestra propuesta para implementar sistemas de mejora, ofrece las estrategias necesarias, no para dar un salto de grandes niveles en la productividad y calidad, sino que ofrece toda una metodología planeada para subir la escalera, peldaño por peldaño y de esta forma garantizar los resultados y permanencia de los mismos.
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